El algodón, la flor de azahar, la rosa de damasco o el azafrán toman protagonismo y no solo nos enseñan ese intercambio cultural, comercial y natural, sino que se convierten en un medio para transmitir las sensaciones y emociones del viaje, la vitalidad de la naturaleza y la riqueza sensorial de los intercambios culturales.

 

A través del uso vibrante del color y los trazos cargados de sentimiento, las obras de Isabel nos invitan a explorar su textura, dinamismo y energía de los lugares, flores y especias de la ruta. Estos elementos actúan como un puente entre Asia y Europa, tejiendo una narrativa visual llena de movimiento, intensidad y fuerza.